de Dios sin el consentimiento divino que establece los límites a la prueba (Job. 1:12; 2:6). No hay nada que no sea conducido por Dios para el bien de sus hijos. El Padre da a los suyos sólo buenas dádivas (Stg. 1:17). Cuando estemos pasando por circunstancias adversas, cuando haya en nuestra vida preguntas sin respuesta, cuando nuestra fe desfallezca por las angustias de la vida, cuando las lágrimas llenen los estanques, cuando el valle de sombra de muerte nos envuelva y el temor estremezca nuestra
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